Cómo tratar el acoso escolar: la empatía

Muchas personas se preguntan cómo tratar el acoso escolar. Una de las herramientas principales que tenemos es la empatía.

«El mejor antídoto contra el Acoso Escolar es la empatía; cuando una persona empatiza con otra y se pone en su lugar es difícil que la agreda»… De ahí que su receta sea «aplicar programas de educación en empatía desde los 3 años, porque trabajando que las personas sean más empáticas no solo se consigue que muchos agresores no actúen, sino que se logra que el resto de personas, los espectadores, intervengan y denuncien».
– Luis Moya Albiol, catedrático de psicobiología de la Universidad de Valencia.

Cómo tratar el acoso escolar - Imagen © Karin Pinter

También es importante que los adultos sepan empatizar más entre ellos. Estoy incluye padres, familiares más cercanos y profesores para que los niños vean ejemplos activos que les sirvan de modelos sanos a seguir. Para esto, es importante separar sensibilidades o prejuicios personales cuando sale un tema de acoso escolar. Así se le podrá dar el apoyo que necesiten y desarrollar juntos una sociedad libre de acoso. Es cuestión de mejorar entre todos creando diálogos abiertos y espacios seguros para ayudar a los más pequeños. Nuestro propio desarrollo emocional les ayudará a guiarse.

La empatía requiere abrirnos a la sensibilidad. Hay quien piensa que esto crea niños y adultos débiles pero se equivocan. Una de las mayores fortalezas que tiene el ser humano es la sensibilidad. Porque sin sensibilidad, ¿cómo seríamos capaces de amar?

Para poder conectar entre todos, niños y adultos, necesitamos esa sensibilidad para acceder a la empatía. Saber cómo se puede sentir otra persona en circunstancias determinadas y explorar esos sentimientos en nosotros mismos requiere que abramos nuestro propio corazón. Nos ayuda a ser menos duros con nosotros mismos y con los demás. Con esto se van desactivando temas duros y abre la puerta a otras formas de cómo tratar el acoso escolar.

Aunque a veces las cosas parezcan muy duras o «imposibles» de lograr, todo realmente es posible con algo de fe y… amor.